Ortorexia nerviosa, cuando comer sano no es tan sano como parece



Este trastorno psicológico ha sido descrito desde hace tan poco tiempo (1998) que todavía no ha entrado como tal en los manuales de psicología. De hecho existe una fuerte discusión al respecto.

La ortorexia se definiría como la obsesión de un individuo por comer sano, hasta el punto en que puede auto-perjudicarse tanto a nivel físico como psicológico. ¿Comer sano puede ser perjudicial? Sí, siempre y cuando se constituya en algo obsesivo.

Los ortoréxicos viven pendientes de lo que comen, hasta el punto de rechazar los alimentos que por cualquier razón consideren perjudicial. Los prejuicios a menudo se sustentan en informaciones sin contrastar, recibidas a través de Internet o de personas sin ningún tipo de formación sobre nutrición. Pueden expresar fobia hacia las grasas, hacia los carbohidratos o los lácteos sin evaluar cuáles son las consecuencias de su supresión, llegando a planificar meticulosamente la dieta que siguen con la única misión de eliminar ingredientes que piensan les perjudican.

Dado que Internet les permite seleccionar qué información desean recibir y hay una serie de informadores - influencers, tiktokers - que viven precisamente del fanatismo de sus seguidores, el individuo que padece este trastorno se aisla de los mensajes sosegados y razonables, buscando en afirmaciones extremistas la constante afirmación de su ideario. El individuo ortoréxico asocia determinados alimentos a las posibles consecuencias de su consumo, sin atender que es la cantidad y proporción de los mismos dentro de una dieta las que pueden causar efectos adversos.  Según ellos las grasas producen obesidad, eliminándolas por completo, sin atender a que determinadas vitaminas son liposolubles y sin grasa no pueden cumplir su función nutricional.  Los carbohidratos también suelen ser demonizados, así como los lácteos, el gluten y en general cualquier alimento que les haya "sonado" que puede producir algún tipo de efecto adverso.



El ortoréxico desarrolla también problemas psicológicos cuando vive rodeado de personas que no viven tal obsesión. Puesto que comer sano lo asocian a un tipo de superioridad moral/cultural critican constantemente la alimentación de sus parejas o familiares no aceptando en cambio ningún comentario que se haga hacia la suya propia. Esto puede llevar al individuo a exigir una alimentación diferenciada que a menudo enmascaran con la adopción de dietas extremas dentro de las corrientes veganas o vegetarianas. A nivel social esto puede llevar a problemas con el grupo ya que pueden existir problemas a la hora de elegir un restaurante donde ir a cenar o al exigir condiciones en la comida que son inasumibles o difíciles de llevar a cabo, aparte de ser miradas con escepticismo por aquellos que no comparten las mismas "creencias".

Es posible que la ortorexia puedas derivar de problemas previos como la anorexia infantil, la anorexia nerviosa o la bulimia. Ahora ya no se niega la comida, ni se trata de comer en exceso, si no de adoptar unas determinadas reglas que el individuo ha creado y las cuales parecen difíciles de discutir ya que tender a comer sano no debería ser considerado algo perjudicial. Esto es, precisamente, lo que dificulta el diagnóstico de la ortorexia. Es muy difícil determinar cuándo nos extralimitamos con la dieta y suele ocurrir cuando ya hemos hecho un considerable daño a nuestro cuerpo.

Ser ortoréxico en la infancia-adolescencia comienza a ser algo habitual. Puede empezar como una inapetencia que deriva en una obsesión por comer sano que además parece aportar ventajas en cuanto a la delgadez y en general al culto a la imagen que tanto promueven las redes sociales. Las dietas mal equilibradas provocan problemas nutricionales que pueden llegar a ser graves. Los signos a los que tenemos que atender son :
  1. Anuncian de repente que han adoptado una dieta la cual restringe la alimentación de determinados alimentos. No esperan que discutas con él/ella si es lo más adecuado, si no que "acates" y "respetes" su elección.
  2. Critican la manera en que comemos pero no aceptan críticas en contra. Argumentan con muchos datos, con muchas menciones pseudo-científicas, pero son incapaces de definir de forma correcta siquiera qué es una proteían.
  3. Anteriormente han padecido trastornos alimentarios.
  4. Viven obsesionados por lo que comen desarrollando fobias que cada vez son más restrictivas. Un adolescente vegano puede pensar que su dieta no es "suficiente" y pasa a ser crudivegano o a eliminar rangos de alimentos completos sin más razonamientos que el soporte que le proporciona alguna información de Internet. Raramente hacen el camino inverso, admitiendo errores. 
  5. Adelgazan ostensiblemente, negando que lo estén. Sufren jaquecas, migrañas o problemas con la menstruación.
  6. Les obsesiona su aspecto físico. Pueden combinar la ortorexia con la vigorexia - obsesión por el aspecto físico -.
  7. Rechazan ayuda psicológica. En realidad, para ellos, los locos somos los demás. Obligarles a tomar leche entera, con toda la grasa, es un acto de tortura hacia ellos.
  8. Se aíslan del grupo, frecuentando solo a aquellas personas que comparten su mismo ideario.
  9. Nos hacen equivocarnos pensando que su comportamiento alimentario a los que es "esperable" en adolescentes, parecido a la crítica, la rebeldía etc. Un trastorno alimentario es un trastorno, sea niño, adolescente o adulto
  10. Huyen del diálogo, no quieren oir nada en contra de su ideario, cada vez más radicalizado.
Comer sano es algo positivo, pero lo es mucho más comer de forma equilibrada. Y recuerda, un ortoréxico lo puede ser a cualquier edad, pero es mucho más peligroso en niños y adolescentes porque puede afectarles seriamente en su crecimiento, salud y posterior desarrollo como adultos.


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